Salud
El sueño y su relación con nuestra salud

En el Día Mundial del Sueño, aprovechamos la oportunidad para recordar lo importante que es lograr tener un control de todos los factores conductuales y ambientales que pueden influenciar en la estabilidad de éste.

En este artículo no hablaremos sobre cómo lograr descansar, ya que esto depende del ritmo de vida, horarios entre vigilia y hábitos de sueño que cada persona puede adoptar a través de su rutina. Aquí hablaremos de los diferentes beneficios del sueño en nuestras vidas, cubriendo diferentes aspectos.

El sueño y las conductas en los niños

Estudios ha relacionado que los niños en edad pre-escolar que duermen poco, tienen mayores probabilidades de sufrir problemas de comportamiento como agresión, impulsividad, rabietas y estrés.
Entre los factores que afectan el sueño en niños, los más relevantes son:

  • Dormir menos de 9 horas y 40 min (pre-escolares)
  • Ver TV o interactuar con un aparato electrónico más de dos horas al día.

La recomendación de tiempo promedio de horas de sueño para los niños es de 10 horas y media.

El sueño y nuestro metabolismo

Dormir mal no sólo se traduce en cansancio y ojeras, también altera muchas funciones fisiológicas, cognitivas y conductuales, y además se suman las consecuencias para la salud. Cuantas menos horas dormimos, mayor es el riesgo de problemas metabólicos. Por ejemplo, el impacto del sueño sobre el manejo del azúcar afecta de manera directa en el metabolismo de la glucosa, provocando una progresiva falta de sensibilidad a la insulina y, en consecuencia, el desarrollo de la diabetes.
Además, el dormir poco incrementa la grelina, hormona que eleva las ganas de comer y disminuye la acción de la leptina, que controla el apetito. Sin duda ambos favorecen la aparición del sobrepeso.

El sueño y la ansiedad, la depresión o la pérdida de memoria

El no dormir bien, durante la fase de sueño REM, se asocia desde hace tiempo con el insomnio crónico. Pero nuevas investigaciones se han enfocado en el “simple” aspecto de dormir mal o el dormir inquieto, que para muchos puede parecer no relevante.
Sin embargo, un sueño inquieto durante esa fase reduce la capacidad de hacer frente al estrés emocional, lo que ayuda al aumento de posibilidades de llegar a padecer depresión o ansiedad.

En cuanto a la pérdida de la memoria (enfocándonos a enfermedades degenerativas como el Alzheimer) estudios recientes sugieren que la interrupción de las etapas más profundas del sueño (como la etapa No MOR, o parte del sueño sin sueños) puede borrar la memoria de manera parcial. Esta etapa más profunda es cuando el cerebro está más alejado de la conciencia y cuando se establecen los recuerdos más estables a largo plazo.

Tenemos así dos datos importantes relacionado al alzheimer:
La interrupción del sueño puede ser un marcador precoz para indicar la enfermedad y un sueño de mejor calidad puede mejorar la función cognitiva de los pacientes que sufren esta enfermedad.


Fuentes:
consumer.es
Enciclopedia Infantes

Eufic.org
Medicosecuador.com
ABC.es